martes, 18 de mayo de 2010

Love - Forever Changes (1967)

En el mismo año en que se editaron discos esenciales para la historia del rock como St. Pepper’s, The Piper at the Gates of Dawn y Velvet Underground & Nico sale esta gran obra que podría ubicarse tranquilamente entre las mejores de su época. En su momento tuvo escasísimas repercusiones comerciales y la mayoría de los músicos que lo grabaron dejaron de formar parte del grupo poco tiempo después de su edición.


Pero empecemos por el principio: Love fue una banda formada a principios de los años sesenta, una de las primeras de la camada de San Francisco, influenciaron a muchas de los grupos que surgieron de esa ciudad como Grateful Dead, Jefferson Airplane, Creedence y The Doors (es a estos últimos que los Love vieron tocando en la popular Whiskey a go-go de Los Ángeles y recomendaron a su manager para que los contrate).


Su impacto en la ciudad a la que todos los hippies irían llegaría a ser muy grande: fue una de la primeras bandas en ser mixta racialmente (su cantante y compositor principal Arthur Lee y el guitarrista Johnny Echols eran negros) en una época en la que ardían los disturbios raciales en varios puntos del país.


La banda empezó a tocar regularmente en los clubes de “Frisco” en 1965 con Lee, Echols y Bryan MacLean con un sonido bastante similar al de The Byrds (MacLean era un ex plomo de ese conjunto). Durante buena parte de su historia el grupo vivió comunitariamente en una mansión que había pertenecido a Bela Lugosi y sus dos primeros discos incluían fotos tomadas en el jardín de esa casa.


En su momento se constituyeron en “la” banda de San Francisco, los jugadores más preciados e incluso el grupo a destronar. Jim Morrison llegó a decir en un momento “ojala pudiera hacer algo tan bueno como Love”.


Ya en su segundo álbum, Da Capo (de 1966), demostraban una gran madurez en sus composiciones son temas como Orange skies, She comes in colours (cuyo estribillo lo afanarían después los Rolling Stones en el single She’s a rainbow), y la composición de dieciocho minutos que ocupaba todo el lado b del disco: Revelation.


Para la grabación de Forever Changes, la banda estaba en un período de crisis. El productor del álbum contrató a un grupo de sesionistas para grabar la mayor parte del disco con Arthur Lee como cantante. Pero después de escuchar un par de canciones finalizadas los restantes miembros del grupo dejaron de lado (al menos por un rato) al LSD, la heroína y a las groupies californianas para terminar el disco.


Este es definitivamente un álbum que crece con las repetidas escuchas, las primeras tal vez no revelen mucho, sobre todo para oídos acostumbrados a grupos psicodélicos, progresivos o avant-garde, mucho más proclives en realizar extensas zapadas que esta banda. Es importante contextualizar un poco la obra para entender que muchos de sus elementos fueron innovadores para la época. No por nada este disco está considerado como uno de los mejores de la historia por talentos tan disímiles como Robert Plant, Stone Roses, Jim Morrison, Bobbie Gillespie, los Jesus and Mary Chain ,etc.


La mayor parte del disco esta compuesto por temas folk con algunos toques de garage, es en los arreglos y en las letras de las canciones donde se vislumbran elementos de psicodelia. Por ejemplo: el Lp empieza con Alone Again or, una balada con aires flamencos escrita por Bryan MacLean que cuenta en el estribillo con una trompeta medio mariachi que le da cierto aire épico a la canción.


En otras canciones hay arreglos de cuerdas y vientos, como así también pianos y percusiones que engalanan las composiciones pero sin perder nunca de vista el foco de las canciones. Es en estas donde se ve el verdadero valor de este disco. Arthur Lee en la época en la que lo compuso pensaba que estaba a punto de morirse, como así parece indicar la letra del tema The red telephone: "Sitting on a hillside / Watching all the people die / I'll feel much better on the other side."


Otros favoritos personales son las líricas de canciones como Old Man, The daily planet (donde labura Superman cuando hace de Clark Kent) y la mini suite cuasi progresiva You set the scene, pero voy a dejar que el atento lector de este blog sea el encargado de descubrirlas.


(¡Pues coño Manolo!, ¡No tengo que explicaros todo! ¡Escucha el puñetero disco y no seas gilipollas que ya bastante trabajo tuve en escribir todo esto! ¿Vale?)


Después del fracaso comercial de este disco (llegaría al remoto puesto 152 de Billboard) la banda se desintegraría, volviendo Arthur Lee a reformarla dos años después con otros músicos. Una historia aparte es la vida del bueno de Arthur, después de sacar varios discos irregulares con Love y comenzar una carrera solista hubo varios eventos desafortunados en su vida: cuando Arthur deja por cerca de diez años la música en la década del ochenta para cuidar a su padre, quien estaba muriendo de cáncer, se puso a escuchar música en su casa a un volumen demasiado alto. Tan alto al parecer que un vecino no tuvo mejor idea que venir y pegarle un tiro a Arthur Lee, del cual el cantante zafó por poco.


En la década del noventa y debido a varias advertencias por posesión ilegal de armas condenaron a Lee doce años de prisión de los cuales llegó a cumplir cinco. Fue liberado en el año 2001 y desde entonces hasta su muerte en 2006 salió de gira varias veces a tocar entero Forever Changes.


En una entrevista que le hizo Jack White que leí hace no mucho el tipo se mostraba bastante resentido con el mundo en general, diciendo que iba a ser un disco tan bueno que iba a hacer olvidar a todo el mundo de Forever Changes y cual Alejandro Romay californiano decía que él los había inventado a todos, que Brian Wilson e incluso “the Beatle guy, Paul McCarthy (sic)” le habían robado. Esto último se parece un poco al patetismo demostrado por los próceres del rock nacional pero no desmejora ni un ápice lo mejor de su banda, en particular este, su mejor disco.


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sábado, 1 de mayo de 2010

Miles Davis – In a Silent way (1969)

Esta vez tenemos algo de jazz para variar un poco de la psicodelia de los discos anteriores, aunque eso no quiera decir que este disco no sea un viaje también. In a Silent way representa un disco de transición en el desarrollo cada vez más free (que lo llevaría al genial Bitches Brew) y sus trabajos anteriores como Nefertiti y Filles de Kilimanjaro donde ya se vislumbraban elementos de fusión.


Fue grabado en tan solo una sesión y contó con grandes músicos como Joe Zawinul, Herbie Hancock, Chick Corea, Wayne Shorter y John Mclaughlin. Considerado como el inicio de su período eléctrico incluye muchos arreglos de edición (lo que muchos puristas de jazz consideraron como un sacrilegio debido al espíritu de improvisación y a la idea de no retocar o editar las grabaciones). Incluye dos composiciones, una para cada lado del vinilo original, subdivididas en tres movimientos cada una. Fue grabado en la época en que dicen que Davis quería tener la mejor banda de rock del mundo y seguía con atención los progresos de Sly & the Family Stone y Jimi Hendrix.


Sin dudas es uno de los picos de su carrera, en palabras de Lester Bangs “es el tipo de álbum que te da fe en el futuro de la música. No es sólo rock and roll, pero tampoco es el estereotipo del jazz. Todo al mismo tiempo, debe tanto a las técnicas desarrolladas por improvisadores de rock como al pasado de Davis. Es parte de una trascendente nueva música que escapa de etiquetas y, mientras utiliza estilos musicales de todos los estilos y culturas, es definida principalmente por su profunda emoción y originalidad".


En el disco se superponen teclados y sintetizadores creando climas espaciales y etéreos, sobre los que dibujan solos Davis, Shorter y Mclaughlin. A todo esto el bajo y la batería se mantienen imperturbables repitiendo una base hipnótica que apuntala el clima general, en lugar de realizar cambios de ritmo que lo interrumpan. Es uno de esos disco ideales para escuchar de noche, dejando que las distintas capas del sonido vayan al envolviendo al oyente en un film sin imágenes.


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